1. Camufla vegetales en tus comidas favoritas. Las ensaladas no son la única manera de comer vegetales e ingredientes sanos. Incorpóralos en las comidas que más te gusten: añade espinaca o champiñones a un plato de pasta, o un poco de tomate a tus huevos en el desayuno, por ejemplo.
2. Empieza bien el día. Un desayuno abundante evitará que mueras de hambre durante el día, y serás menos propensa a gastar tu dinero en ‘snacks’ poco saludables (y costosos).Asegúrate de incluir diferentes grupos de alimentos, como lácteos, cereales y fruta.
3. Dale una oportunidad a los granos. Los fríjoles, las lentejas y los garbanzos son ricos en proteína y fibra, además, son económicos y generan una sensación de llenura. Incorpóralos en tu menú.
4. Elige alimentos que sean versátiles. Aguacate, atún, pasta, huevos y tomate son algunos ejemplos de comidas no costosas y saludables, que puedes usar con diferentes recetas en diferentes horas del día.
5. Controla el tamaño de tus porciones. Come hasta estar satisfecha, no llena, así controlas tus porciones y no sentirás culpa. Tampoco esperes a tener mucha hambre para comer, pues con hambre no puedes pensar qué es lo que tu cuerpo necesita.
Recuerda que cada metabolismo es diferente y no debes iniciar dietas sin el acompañamiento de un especialista en nutrición. La clave de una buena rutina alimenticia está en comer de manera consciente y equilibrada, incluyendo todo tipo de alimentos en su debida porción.
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